Imbécil a fuerza de besar el tiempo

Faltan 9 días para mi cumple. Otra intención de arruga aparecerá en mi joven rostro. Ja. Y reiré al no creer mi vejez. Y reiré de las edades y sus vanalidades. Son 24 no abriles, 24 eneros. Y aquí una lista de los regalos que quiero. Anoten señoritas amigas mías, lectorcitas. Anoten.

Los regalos que deberían de llegar.

Mi abuelita ya me adelantó mi regalo de cumpleaños: Una pijama.

A Cynthia le he dicho que no me voy a quejar por haber incrementado mis pijamas entre el año pasado y este, a 5 pijamas sólo de verano. El año pasado mi abuelita también me regaló una pijama y mi tía otro. Merezco que me regalen eso. Lo mismo. Por que siempre que me regalaban polos abiertísimos, blusas colorinches y shorts me los ponía una vez o nunca. Mi familia nunca coincide con mi estilo. Siempre se rompen la cabeza para regalarme algo. Deberían hacer lo que Dora que hace unos años ha decidido no pensar tanto y regalarme cada cumpleaños. Una agenda, con la cual yo siempre quedo feliz. Igual merezco que me regalen pijamas, porque si o si me los tengo que poner, sobre todo en estos tiempos de desempleo en que vivo en pijama.

Verán que es sencillo regalarme.

Me agradan las carteras, los relojes de colores, los libros, los anillos plateados, los esmaltes, discos.

Los regalos que deberían llegar:

Una agenda (Dora la espero), una cartera roja simple, sino con bordado o una incaica, un algo de madera (cofre, baúl (para los cachivaches, que abundan)), un cuaderno de papel reciclado para aportar a la colección de cuadernos vacíos que tengo, una mariposa amarilla, un algo de estrella, inciensos de vainilla y limón, papeles muchos papeles llenos de poemas, libros piratas piratisimos, un vinos, dos vinos, cientos cervezas....

un traguito rico preparado por la experta Karla, , la real presencia de Jaime esta vez y un buen salud de estrellados nostálgicos reencontrándose, el sonido de la risa de Melissa, la certeza del buen estado de ánimo de Carlos, el baile contagiante de Rosa y su regalo SORPRESA, el video de Marysol de mi más tierna infancia hasta mis más ebrias noches, los regalos esmerados de mi vieja y claro su tarjetita, la siempre buena voluntad de mi papá para que yo sea feliz, la sonrisa más franca de Cynthia, el poemario perdido de José que aún espero (y sus intenciones dormilonas de hacerlo real) y el beso, que tal vez ya nunca venga... que más da que nos demos uno, total dolor ya hay, nada aliviará eso. Un beso sólo eso. El regalo.