Imbécil a fuerza de besar el tiempo

Estaba tranquila pero de pronto ayer cuando después de haber estado todito el día en la casa de Claudia, haciendo mi el informe especial de radio, sobre Cortázar, me fui a la casa de Cynthia, para que Maribel, su hermana me de su opinión de abogada respecto a la empresa que he estado investigando. Cansada, pero con una nostalgia atroz, estaba caminando por Rivera y Navarrete, con nostalgia, por el parque por el otro parque. Extrañe su compañía, precisa, exacta, irremplazable. Lo extrañe. Llegue a la casa de mi amiga, y no estaba, tampoco su hermana. Mientras llegaba me puse a jatear en el mueble, y cuando abrieron la puerta todos sonrieron al verme recontra acomodada y en media noche, pero con esa nostalgia que no se me desprendía.

Pensaba en los tres días que quedaban en la escuela, en tres días se iría. Yo también pero yo volvería. Él no.
Pensé en hablarle, pero no podía dar mi brazo a torcer ya que fui yo la que eligió que las cosas fueran así. Me desesperé ante la idea de los 3 días. Martes yo no iría a estudiar, miercoles él estaría con sus amigos, pensé en el lunes como el único día de estar juntos. PERO QUE PODRÍA HACER YO AHORA?, teníamos de suerte, una fiesta nuestra fiesta de la chamba, pero ¿él iría? nosé, yo realmente quería que vaya, que me hable, que me diga que es mi amigo, que me extraña. Pero era pedir mucho, nose si iría. YO QUERÍA QUE VAYA. QUERÍA QUE HAGA ALGO POR MI, QUE ME DIGA SAMY! QUE ME DETENGA, QUE SE ENFRENTE A MI REBELDÍA. pero era mucho, insisto, él no haría intentos para volver a ser mi amigo. Ese sería el último día, este no habrá otro, no lo habrá, quizás yo si me habla, ceda, por esta vez por ser especial, por ser los últimos días. DEMUESTRAME QUE TE IMPORTO COMO AMIGA.