sábado, diciembre 09, 2006

¿Bryce?


Durante años Alfredo Bryce se había convertido en una de las personas que debía conocer antes que yo me muera, o tal vez él.

No podía pasarme lo mismo que con su gran amigo Julio Ramón Ribeyro a quien llegue adorar poco tiempo después de que los gusanos habrían de acabar con su anémico cuerpo y los otros gozar con su alma y cuentos infinitamente.

Alfredo felizmente estaba vivito y bebiendo alcoholes con el mismo aguante (o quizás más) que un veinteañero curtido en el asunto. Motivos no le faltaban sus novelas al poco tiempo de lanzadas no tardaban en convertirse en las más vendidas de las librerías y de ser astutamente copiadas por los vendedores piratas quienes no dudaban en reproducir un
escrito suyo.

Dos fueron los años en que estuve atenta a las presentaciones de Bryce en “La Feria del Libro” pero en ese par nunca estuvo, figuraban todos Antonio Cisneros, Iván Thays, Washington Delgado, todos, todos desde los más antiguos hasta los más jóvenes, menos él.

Ya cuando había desgastado toda esperanza por hacer realidad tal anhelo. Alfredo ganó el prestigioso Premio Planeta con su novela “El Huerto de mi Amada” el cual además de otorgarle un reconocimiento a nivel mundial lo doto con un cuarto de millón de dólares. Por consiguiente sus lectores no podían dejar de aprovechar tal alegría para el escritor así es que Bryce es invitado a la feria, bendita feria el año 2003.

Recuerdo que aquella tarde hacía un frío con aires de hielo que los afanosos lectores de Alfredo olvidaban por el sólo hecho de saber que su escritor aquel que los hacía conocer mundos de humor, nostalgia y ternura poco frecuente en estos tiempos, estaba allí frente a ellos. Pero debían esperar ya que el total de personas eran cerca de trescientos.

Perdiendo un poco los valores buscaba una cara conocida entre la multitud que me permitiera acelerar mi encuentro con Bryce, pero nada. Los tres libros que traía en mi bolso entre ellos el último y premiado libro pugnaban por ser elegidos para cuando llegará el momento de la firma. El encuentro llegaría en breve pero entonces seguro debía decirle algo además de darle la mano y un abrazo o un beso y un abrazo.

Imaginaba la escena contemplándolo atónita, y diciéndole en bajito Buenas noches Señor Bryce soy su lectora que más lo quiere en el mundo y la cual se identifica más con sus mal amados personajes. Hasta allí llegaría pero si él me diera cuerda acabaría confesándole la extremada cercanía que por momentos siento con Martín Romaña y sobretodo con Octavia, Octavia de Cádiz cuando mi realidad se mezcla con mi fantasía y termino en un estado casi esquizofrénico

De seguro él reiría y yo sonrojaría

La cola había logrado avanzar bastante en el lapso en que yo había quedado abstraída con el seudo discurso. Tanto que ya casi alcanzaba a ver la botella de licor que Alfredo tenía a su lado y a ver su cara colorada detrás de la luna que nos separaba. Sin embargo aún la distancia era grande y en un descuido no supe entender el por que la gente corría. Me dijeron que por Alfredo que se iba y me incitaron a hacer lo mismo si es que quería todavía una firma suya. Corrí sintiéndome Octavia con sus piernas graciosas como las de la abuelita de Martín, corrí como todos aquellos que esperaban una firma y que igual que yo creían que lo alcanzarían. Pero nunca lo logramos pues su eficiente seguridad supo impedirlo.

continuará.....

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posted by Octavia at 6:42 p. m., |

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