Imbécil a fuerza de besar el tiempo

Siempre me hiciste gracia, me parecias guapo, pero no me atraias fisicamente. Demasiado bueno. Demasiado formal. Demasiado acartonado. Pensaba que si soplaba tus cabellos todos quedarian intactos, eso con los que tiempo despues tanto me gustaba despeinar, sospecho esa muestra de afecfto te gustaba pues nunca te quejaste.
Un dia me entere que estabas trabajando como mesero de un conocido restaurante de comida rapida por la avenida Brasil, pero tu estancia en ese local duro muy poco y tu traslado a Plaza San Miguel sucedio a los dias. Yo atendia en la dulceria de un cine, a una cuadra de tu centro de labores.
Una tarde fui a buscarte llevandote unos poemas de Eielson, impresos en papel celeste. Queria que lo conozcas, sabia que te gustaba un poco la poesia, y aquella vez que conversamos en el micro, no habiamos hablado de Jorge Eduardo, era muy probable que no lo conocieras.
Mala suerte tuve aquel entonces, no te encontre. Le di el encargo al portero.
Dias despues nos encontramos de casualidad en la escuela, desde el frente me viste, y tu rostro se ilumino. Yo conversaba con un amigo tuyo, cruzaste la pista e irrumpiste pidiendome que me quede, que espere que acabe tu clase. ! Te tengo una sorpresa! Me dijiste. Sorprendida pregunte donde estaba, si no veia nada. Senalaste el canguro que traias alrededor de la cintura. Aca dentro esta, Samy, quedate. Mi curiosidad fue muy fuerte y me quede.
Grande fue mi sorpresa, !Es lo que te gusta!, se me vino a la mente cualquier tipo de alcohol, pero eso no podia caber en ese pequeno bolso. !Es marihuana, Erick me la regalo, pero es solo un poco! Y rei mucho.
Un par de veces habiamos fumado pero con toda la gente de poesia en la casa de el mas marihuanero de todos los poetas, Raul.
Era la primera armabas un porro, y tu torpeza era evidente por la lentitud con que lo hacias. Fue asi que entre hierbas que dan risa, me leiste unas horas tus versos anotados en hojas sueltas o boletos con tu letra diminuta e inclinada. Yo escuchaba tu otra forma de hablar, encantada con tu entusiasmo por ser oido, deje prudentemente que te explayaras todo aquello que quisieras. Ahora creo que ese momento fue clave en nuestras vidas. Tu habias descubierto a la persona que mas te oiria en el mundo, y a quien anos mas tarde le declaraste “Eres la unica con la que me siento realmente poeta”. Yo habia quedado anonada con tu voz, tu manera serena, la complicidad que habias tenido conmigo al armar tu porro, y por unica vez dejaba de recordar y lamentar ese 22 de marzo, que indicaba tres anos de conocer a estrellado y no estar a su lado.

Dias despues quedamos en vernos y con los pases que me daban gratis en mi trabajo te invite al cine, puedo venir con erick? Interrogaste. Si, ven con el- pedi.
Aparecieron cuando me encontraba en pleno ajetreo en esa inmenso lugar de diversion, que solo los que laboran alli saben que no tiene nadita de entretenido. Al menos cuando te encuentras limpiando cancheras, trapeando pisos, atendiendo pedidos de hambrientos cinefilos. Asi me encontraste tu, con el pelo recogido y un poco chaposa.
Diez minutos despues ustedes ustedes hurgaban en las anotaciones de mi cuadernos, mientras yo me iba a lavar la cara y ponerme un falda jean. Sin saber siquiera de que trataba la pelicula, acordamos ver ‘Perdidos en Tokio’. Aprovechando el tiempo que faltaba para comenzar. Erick adelanto lo que debiamos beber al final, un vino, y tu con mirada traviesa sacaste de tu billetera el poquito de marihuana que te habia quedado de aquella manana en el parque. Picados y estones ingresamos a la sala donde se emitia la pelicula que predeciria un poco lo que seria mucho tiempo despues nuestra relacion.
Estaba encantada de andar con dos chicos tan interesantes, Erick se entusiasmaba tambien y me invitaba a dar una vuelta por Polvos azules, dizque para comprar videos de Mar de copas. Por un momento te sentiste rechazado de nuestra conversa, de que hablan ah?
El inmenso trasero de Scarlett Johansson inicio la cinta, tu quedaste mirandola toda, estupefacto. A mi me enamoro el personaje de Bill Murray. Una hora mas tarde me miraste fijo con tus ojos miel e hiciste la pregunta que hasta el dia hoy sigue siendo para mi un enigma, y que todas aquellas personas que ya han oido antes esta parte de la historia me dicen insistentes que quisiste besarme.
"
-Alguna vez has querido besar a alguien y no has podido?
-Uhmmm, uhmmmm
- Es que a veces uno quiere darle un beso a una persona pero no puede.
- Si, si he querido besar a Estrellado.
- Ah- seguiste observando el film.


Nuestra segunda en el cine fue con ‘Troya’, en esa ocasion, solo eramos los dos. Tras mi negativas de verte solo como amigo, finalmente me acepte a mi misma, que me encantabas. Pense por un momento que te habias olvidado de la cita, esa. Me equivoque tu estabas ahi puntual, no habias ido a clases, pero si querias salir.
Toda la emision del film, te morias de calor, soplabas tus cabellos (que volaban para felicidad mia), te extendias el polo. Me inquietaba tu impaciencia con el clima, y mas creia que te encontrabas nervioso, pues mi temperatura no estaba tan elevada como la tuya. Sin duda ‘Troya’ no habia significado lo que ‘Perdidos en Tokio’ y nuestras criticas a la salida no se hicieron esperar, y de pronto tu sofocante calor se esfumo, y tiritabas de frio en plena avenida la marina.
- Tu que haces cuando tienes frio?
- nada, no hago nada
- y tu?
- yo, uhmmmmm me abstraigo.

" Continuamos caminando, y al cruzar la pista me cogiste los dedos, senti tu mano caliente que se aferraba a la mia. En la esquina me lanzaste una mirada tierna, me libere de ti y cogi el primer taxi que aparecio, por ese temor que crecia. La verdad es que hubiese querido quedarme desde ese dia definitivamente a tu lado. Te mire a traves de la ventana del carro, me decias adios con esas manos toscas que me lanzaban besos, que todavia los tengo aca y le dan color a mi rostro cuando se acuerdan de ti.