miércoles, junio 13, 2007

Y entonces nací........


Nací una mañana de enero, seguro de mucho sol por la estación, ignoro si llore mucho, si temblaba de frío. Sin embargo estoy segura que miré al mundo extrañada como cuando uno ve algo asombroso, desconcertante.

Supongo que para mi familia no era la persona más esperada. Antes de mi ya habían nacido más de diez primos, antes mi papá ya lo había sido cuatro veces. Quizás para mamá si. Seguro que sí.

Mi madre la sexta de ocho hermanos, de familia humilde, con diecinueve años y unos hermosos ojos pardos se enamoró de mi padre. Él un brillante administrador de una conocida empresa de calzado, separado y veinte años mayor que ella no resistió a sus encantos.

Un día papá le preguntó: ¿Tus pestañas son postizas?. Ella lo negó rotundamente. Él no creyó y pidió que cerrará sus ojos para comprobar su naturalidad. Cuando ella hizo lo retado, él le estampo un beso, un atrevido beso. Y su historia empezó allí.

Tuvo que enfrentarse a las constantes sombras del pasado, inventar excusas para llegar más tarde a casa y respirar menos para que un suspiro enamorado no la delate. Pero la clandestinidad de su amor no duró mucho y las consecuencias de la entrega desmedida no se hicieron esperar. Ella estaba embarazada.

La abuela tiró un grito al cielo, al abuelo se le convenció con un par de cervezas mientras que a alguien se le ocurría una mejor solución.

En breve el esperado cambio de tienda a mi padre se le concedió y ya estamos viajando a Arequipa en donde nos esperaba su familia. Alejándose de todo y de todos menos de mis hermanos a quienes nunca descuidó.


Llevar el embarazo no fue cosa fácil durante los nueve meses una enfermera estuvo cuidando a mamá quien corría riesgo de perderme por tener los ovarios muy débiles. Los gustos le cambiaron: ya no comía pollo pero devoraba helados
El nombre ya lo había pensando cuando niña veía como un día lejano el día en que sea madre. Sabía que si era mujer se llamaría: Samantha, como la protagonista de su serie favorita y si era hombre ni siquiera lo había considerado.


La vida en la familia se desenvolvía como cualquier otro día mis hermanos en el colegio o correteando por las calles de la urbanización alto de la luna, papá trabajando y mamá seguro echada y comiendo un helado.

Eran tiempos de calor por ello el cielo se demoraba más de lo normal en oscurecer. Ella dio un grito, más grito. En la casa saltaban de la emoción. Ya viene el muchachito!
Todos esperaban que sea hombre. La doctora hacia lo había asegurado. Mi papá nunca creyó. Él sabía que sería mujer, su primera hija mujer.

El parto duró diez horas, hasta que salí junto con el primer rayo del sol un 17 del primer mes del año.

Felicidades señor Aguilar es mujercita, le dijo la enfermera a mi padre.
La miró molesto, y se fue. No volvió sino hasta el mediodía. Me vio igualita a él, sin un pelo yo lo miraba y él a mi maravillado. Hasta que recordó que mis hermanos venían con él. Mamá lo abrazó y mis hermanos pasaban uno a uno al cuarto de la clínica Goyeneche para saludarla y entregarle los obsequios que mi papá se había encargado de comprar para la nueva mamá.

Mis tías no tardaron en venir a conocerme, y los regalos de Lima no pararon de llegar, vestidos, chompas, zapatitos, aretes, etc. Me besaban, me sonreían, me vestían, me desvestían.

Yo seguro no entendía porque tanta fiesta.

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posted by Octavia at 7:20 p. m., |

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