lunes, marzo 05, 2007

Tal como yo, tal como él


Reiteradamente me había dicho que teníamos muchas cosas en común, las cuales yo fui comprobado con el tiempo cosas interesantes como vanas. Cosas como que ambos repetimos en la secundaria, yo en tercero, él en cuarto, ambos integramos un grupo juvenil yo Jumavi, él el Marcha, yo vivía en Chosica, él en Chaclacayo, yo jalé estadística, él también, incluso coincidentemente el nombre que había pensado para mi muy futura hija, era el mismo que él de su hija, y yo sin saberlo me reía. Mientras él decía No puede ser. Mismos signos, capricornio, capricornio.

Recuerdo que le conté una de mis primeras borracheras, con ese vodka llamado Russeika, para que le dije: el pobre se emocionó porque el russeika era su licor favorito, sobretodo el de manzana, tiempo después probé ese sabor, y me resultó horrible.

La última vez que conversamos, me pareció loco, alucinante que me diga que el recordaba con claridad esas interminables, extensas escaleras que estaban por la plaza de Chosica, en donde yo también andaba chapoloteando. Mi colegio quedaba al costadito, le dije. Por allí había un restaurante, donde se comía bien, y yo cuál la Peña?, si, si ese, decía sonriendo. Yo también iba allí, las veces que mi mamá era tentada por la pereza. Olvidé de decirle que la hija de los dueños de ese lugar estudiaba conmigo, aunque no recuerde ya su nombre.

Cuando ya terminábamos de recordar a Chosica, y sus lugares vino a fascinarme más, luego de que yo le narrará por estarme mirando con gracia cuando comía, ¿ya? Deja de mirarme- le repetía.
Fue cuando le narré el famoso y divertido episodio de las mil hojas. Esos días, tardes, en que nos íbamos a la panadería de Don Lucho, y todas se pedían tortas menos yo, que prefería ese dulce de hojaldre con manjar blanco. El cual mis amigas veían que lo comía divertidamente, ya que lo comía capita por capita, como jugando. Melissa se mataba de risa. Karla y Cynthia se contenían, y yo me reía más de mi, y el azúcar impalpable regado, las muchachas criticando mi desatino, y falta de modales. Lo normal era comer todas las capas al mismo tiempo. Era graciosa esa escena y resulta inolvidable. Yo hacía lo mismo, dijo estrellado.

Realmente éramos iguales.

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posted by Octavia at 6:08 p. m., |

1 Comments:

ahora que lo pienso todo comenzó como una busqueda de inspiración para el diseño de un simple invitacón y terminó en la lectura de este post. Misterisos los caminos que toma la vida. Por cierto la música es el acompañante perecto de tus posts. No sé porque pero siento que el escuchar esta canción y el leer esto acaba de convertirse en un turnpoint para mi. No necesitas palabras grandes para que algo e llegue, no sé solo lo sentí así. chau.