lunes, marzo 05, 2007

El camino

Quizás consistía en eso, en estar y no. En olvidarnos del nombre de las cosas, y ponerle propios. De volar y luego caer de pie en algún lugar. Entonces encontraría tu mano tibia, la cual me llevaría por el camino, en donde habré de detenerte

El tiempo de volvernos siempre sería indefinible, como nuestros sentimientos, continuamente propensos a las más desgastantes luchas de seres que eran y no.
Vivíamos nuestra vida (por separado), o al menos lo intentábamos hacer de la mejor manera, vivíamos prendidos del anhelo, así este gire incesante y caprichoso, y se torne imposible como mis ojos reflejados en la luna.

Lo que mejor, lo que siempre nos definió fue esa posibilidad en medio de tanto imposible, de tanto universo en nuestra contra, de tanta piedra que se aferraba a separar dos almas en blue dispuestas a quedarse sin color, tan sólo por encontrarse. Ninguna palabra podría acercarse más a nosotros que la abstracción. Esa que nos hizo volátiles e inalcanzables como el yo querer hallar el alba de tus ojos, estando lejos y tu más bien hubieras querido seguir contando luces en mis ocasos o tal vez morderme furiosamente esos labios rojos que tanto glorificabas.

Sin embargo las cosas no eran tan agobiantes como parecían, sólo era cuestión de adaptarse, de seguir andando, y de evitar que las reservas de esperanza se acaben, de beber cada día un poco más de certeza. Únicamente la certeza, nos permitiría llegar al final. Ese, en donde hallaría tu mano prometiéndome nunca más irse, y aferrándose a la mía, más que a la de la vida. Contándome con esa fuerza tus sueños, llamándome con esa mirada a un beso. A eso beso largo, profundo e indetenible, como el primero, el MOMENTO.
 
posted by Octavia at 6:07 p. m., |

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