sábado, agosto 12, 2006

Capítulo I


Algunas veces parecía que el compromiso que tanto le negó Joaquín a Marcela, no tenía nada que ver con que no la quisiera. Muy por el contrario, hasta se podría pensar que era el grado máximo del amor, el espanto a abrazar algo que amaba demasiado, tanto como para no concretarlo, tocarlo sí, en ocasiones. Era difícil creer que con la maravillosa complicidad que existía entre los dos, no pudiera surgir el amor, más de una vez se habían besado, menos de diez sus cuerpos se tocaron entre sí, descubriendo por su parte ella el amor, la gloria y para Joaquín quizás era un más de las tantas mujeres- objeto en su cama.

Joaquín disfrutaba leyendo literatura peruana, Eielson, Reynoso, y sobretodo Ribeyro, ya había leído cuatro veces “Los geniecillos dominicales”, libro que por cierto era de Marcela quien no lo había acabado por olvido, Joaquín pensaba que de seguro por andar abstraída y casi sumergida en alguna novela de Alfredo Bryce, el escritor favorito y semidiós de ella. Ella adoraba prestarle libros, porque adoraba que la gente lea lo que ella, él tampoco se hacia de rogar cuando de cambiar libros se trataba, hasta una de sus revistas favoritas le había regalado, y meses muchos meses más tarde ella había mencionado a la revista en un poema. Era extraño pero ella disfrutaba recoger un libro suyo del estante de él, y encontrarlo más viejo, con palabras marcadas y significados de las mismas en la parte superior, con rayas de la lápiz señalando frases enteras. Marcela reía mucho del desastre en que se habían convertidos sus hojas, sin embargo era muy feliz, porque sentía así que dentro de cada página estaba él.

Su más grande unión siempre fue la poesía y es precisamente por allí donde se conocieron, no obstante la casualidad jugó su papel para que se cruzaran una y mil veces sus destinos que a veces parecían ser uno solo.


2

Todavía recuerdo aquella primera vez que te vi Joaquín vestías de gris, sospecho que ese es el color que mejor te va, aunque tu favorito sea el azul, gris del ni feliz ni contento, del ni bueno ni malo, del ni real ni sueño, nunca fuiste ni lo uno ni lo otro, tu ajeno, ausente y tan presente en todo. Decía que te vi, fue tan fugaz y quizás tan irrelevante para esta historia, aunque el gris siempre haya sido el color que mejor haya marcado nuestra historia. Yo llegaba apurada y tarde a la primera sesión del taller de poesía en el que casi nadie se conocía, y tu también apurado te ibas a trabajar, un amigo te acompañaba recuerdo.

No te volví a ver hasta la semana siguiente en que desde el ómnibus en que nos trasladaría a otra universidad, te vi, te vi perdido entre toda la gente que pugnaba por subir al carro. Te contemple un rato, sin estar plenamente segura de donde había visto esos dos ojos marrones preciosos. Esta vez no traías aquel emblemático plomo sino más bien una camisa a cuadros y un pantalón jean.
 
posted by Octavia at 7:50 p. m., | 2 comments
martes, agosto 08, 2006

El hombre que conversaba con la luna en busca del mar- Leuzemia

Una noche lo llamé, no podía más, y me puso esta canción al telefono... ese momento no la entendí porque sólo se escuchaba la música, pero a los días la volví a escuchar bien en su casa.

Mis ojos perdieron la costumbre de arañar y mis sueños no se diferencian de mis paseos cotidianos. Veo al doctor explorar con su cerebro el infinito y a los locos, tratando de sacar el infinito de sus cerebros. En ese continente de rostros y tejidos desatinados, en ese cofre de los miedos la Luna cuelga su escalera hasta mi relato en busca del gris simulacro de la vida. Luna, ¿qué sabes Luna? Espero encontrarte al salir de esta celda Y cantarte mis silencios de Luna Dudas si hay tiempo, y dudas de ir a abrazarte en la bruma Me siento a mirar y a reflejarme en tu pecho voy a acercarme derecho hasta oírte a oscuras Y voy a gritar hasta verme en pedazos voy a morir en tus brazos, esta noche o ninguna... en tu mueca obscura Cuando veas los espejos apuntando a tus espaldas, sabrás ke los mitos no son para ti II Dios la creó y la mandó hasta la Tierra Yo me escondí y escarbé entre la arena ¿Encontraré acaso alguna respuesta? ¿Una mirada, alguna Luna Nueva? Los guardias entraron y me hicieron mierda De este lugar solo escupo tristezas Ando buscando una puerta trasera o una muerte violenta en primavera. Yo sigo escuchando esas voces ke claman “huir de este sitio”, “huir del lugar” Y siguen entrando esas luces extrañas y ese sonido ke viene del mar Ando buscando... mi cabeza y huir al mar
 
posted by Octavia at 10:19 p. m., | 2 comments

ya fue!

De si paso al olvido, o no... ese parece ser mi eterno constante hace dos años y un poco más, pero hoy más que nunca quisiera decir, no, nunca, nunca lo dejaré... Esta semana ha sido tan lindo, al parecer yo he sido tu compañera perfecta para escuchar poesía, ya entiendo porque decías ser poeta al lado mío, ya entiendo. Asistir a la feria del libro juntos, a un recital, agosto siempre nos asienta bien, y luego un poco de ron, un poco de vino un poco de cerveza y un montón de cigarros, y nuestros amigos, maravillosos, claro. Y como olvidar el grito de mi vieja por llegar tarde muy tarde a casa. Pero feliz de estar contigo endulzandonos de poesía. Lo del jueves estuvo muy gracioso, esa gente que declamaba "poesía" que feo no?, tu y yo salimos espantados, mientras que nuestro querido amigo, quedó encnatado, pobre.. y como dijiste: seguro escribía igual que ellos... jajaa... querido amigo...
 
posted by Octavia at 9:58 p. m., | 1 comments